Caso: Edwin | Una muerte anunciada

San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado del Perú, se ha convertido también en uno de los más violentos. La extorsión se ha vuelto cotidiana, una amenaza real que, como en el caso de Edwin Limachi Coaquira, puede costarte la vida.

Entrevista y crónica del caso Edwin: https://inparcial.com/caso-edwin-or-mi-vecino-ya-no-esta-aqui

Por: Alarcón Vela, Victor André

Una muerte anunciada

El 11 de abril de 2025, a las 2:50 de la tarde, Edwin Limachi fue asesinado a balazos en plena vía pública tras salir de una reunión vecinal en la Asociación La Rinconada de Juan Pablo II. Tres disparos marcaron el final de su vida frente a sus propios vecinos. Su cuerpo, cubierto con una bolsa negra, yacía sobre el pavimento. La escena, habitual ya en muchos distritos limeños, desató nuevamente el clamor por justicia.

Edwin no era un desconocido para su comunidad. Padre, costurero y dirigente vecinal, era reconocido por su vocación de diálogo. “Lo conocí desde la secundaria”, relata un vecino. “Un lunes 5 de agosto me llamó nervioso. Me contó que lo habían amenazado por teléfono. Le pedían cinco mil soles. Decía que era una voz extranjera, posiblemente venezolana. Le respondí que se calmara… hoy me arrepiento de no haber hecho más”.

La denuncia por extorsión fue registrada el 5 de agosto de 2024. Según el acta policial, Edwin recibió una llamada desde un número colombiano exigiendo dinero, bajo amenazas de muerte. Él, lejos de ceder, respondió con una frase que retumba hoy como un presagio trágico: “¿Qué quieres, plata? Ven a buscarme al cerro.”

El temor no se denuncia solo

La extorsión en Lima ha crecido a niveles alarmantes. San Juan de Lurigancho figura entre los puntos más golpeados por este crimen. Según el abogado José Carlos Romero Rodríguez, especialista en casos de extorsión, muchas víctimas no denuncian a tiempo por miedo, pero cuando lo hacen, deben conservar toda prueba posible: mensajes, grabaciones, números de teléfono y denuncias formales. “Sin estos elementos, las investigaciones se diluyen”, advierte.

Romero también resalta que las bandas criminales están bien organizadas y usan herramientas digitales para realizar amenazas desde la cárcel o el extranjero. “El Estado ha implementado restricciones para bloquear números desde los penales, pero aún falta mucho por controlar”.

¿Hubo protección?

Consultado por este medio, el suboficial PNP Lavando Huamán respondió que sí existen protocolos y medidas de protección para quienes denuncian extorsión: “Se deriva a la unidad GRECO, se da parte al juzgado, y se patrulla la zona. En el caso de Edwin, la denuncia fue recibida, pero él no continuó el proceso, y eso limitó nuestras acciones”.

Sin embargo, la comunidad percibe otra realidad. “Edwin tenía miedo, pero también frustración. Sentía que no lo iban a proteger. Por eso dejó de ir”, comenta otro vecino. La desconfianza en las instituciones es un muro invisible que muchas veces paraliza a las víctimas.

Justicia sin voz

El asesinato de Edwin Limachi no solo dejó una familia rota. También mandó un mensaje aterrador: denunciar te puede costar la vida. La comunidad teme, pero también exige justicia. “No puede ser que trabajar honradamente se convierta en una sentencia de muerte”, reclama un dirigente vecinal.

Edwin ahora es un nombre más en una larga lista de víctimas silenciadas. Pero hablar de él es hablar de todos los que enfrentan el miedo en silencio. De un Estado que llega tarde. De una justicia que no protege a tiempo. Y de una población que, entre balas, sigue esperando respuestas.

¿Hasta cuándo?

Mientras las cifras de extorsión aumentan y las calles se llenan de más sangre, la pregunta persiste: ¿Cuántos Edwin más tienen que morir para que las autoridades actúen con firmeza? La paz no puede construirse sobre cuerpos sin justicia. Y el silencio no puede seguir siendo la única defensa de quienes temen denunciar.

Entrevista y crónica del caso Edwin: https://inparcial.com/caso-edwin-or-mi-vecino-ya-no-esta-aqui